Marguerite Maury, la Madre de la Aromaterapia

La historia suele estar escrita con «H» de «Hombre». Y esto ocurre en la mayoría de los campos. También en el de la Aromaterapia, donde se reconoce a René Maurice Gattefosé como el padre de la aromaterapia moderna y a Jean Valnet como otro de los pioneros, aportando su visión en la aplicación, ensayos y estudios sobre el impacto de los aceites esenciales en la salud y el bienestar. Y lo fueron, sin duda.

No obstante, en ese camino coexistieron hallazgos fundamentales suscritos con «M» de «Mujer» o, más concretamente y en este caso, con «M» de Marguerite Maury, …a la que podemos considerar como la Madre de la Aromaterapia.

Y es que Marguerite fue una eminente bioquímica pionera en el ámbito de la aromaterapia terapéutica que tuvo que luchar contra un mundo de hombres para hacerse oír. Una mujer que contribuyó, de manera relevante, a demostrar el poderoso efecto que los aceites esenciales ejercen sobre el sistema nervioso y sobre la salud general del organismo, a través de numerosas investigaciones clínicas, y una pionera en el tratamiento holístico.

Aunó perfectamente los aceites esenciales con las antiguas filosofías de sanación de la India, de China y el Tíbet y, sin alejarse de la ciencia, profundizó en el acercamiento personal y holístico a través del masaje.


MARGUERITE MAURY

La vida de Marguerite es un ejemplo de transformación, lucha y dedicación personal en beneficio de la humanidad.

Nació en Austria en 1895. Con apenas 19 años perdió a su marido, a su padre y a su hijo en la Primera Guerra Mundial.

Estudió Física en Viena y más tarde se trasladó a Francia donde se licenció en Enfermería y Asistencia Quirúrgica, que era el grado más alto al que podía acceder una mujer en aquel momento. Colaborando con un cirujano en Alsacia, cayó en sus manos el libro que cambiaría su vida para siempre: Les grandes possibilités par les matieres odoriferantes publicado en 1835 y escrito por el Dr. Chabenes, quien más tarde se convertiría en tutor del célebre bioquímico francés René Murice Gattefosé.

Este libro despertó en ella un apasionado interés por el efecto de los aceites esenciales en la salud humana y por las terapias alternativas como método de sanación. Estudió Naturopatía, Osteopatía y Radiestesia, mientras que su segundo marido, el Dr. Maury, se convirtió en un experto en Homeopatía y en Acupuntura.

El punto de inflexión en su trayectoria es en 1940 cuando comenzó a investigar los efectos de los aceites esenciales sobre el sistema nervioso central y en el rejuvenecimiento. 

Junto a su marido, formaron un extraordinario equipo de trabajo e investigación que les condujo a la publicación de varios libros sobre sus estudios clínicos en la aplicación de la aromaterapia como método para restaurar la salud, siendo su obra más influyente “Le capital de Jeunesse” (1961) o“The secret of youth and live» (1964).

EL MÉTODO DE MARGUERITE MAURY

”No se trata de sumar años a mi vida sino de sumar vida a mis años.“

Su método de trabajo se basó en la aplicación tópica de los aceites esenciales.

Mientras que otros pioneros en la aromaterapia utilizaban los aceites esenciales de forma interna (ingeridos), Marguerite Maury observó que las partículas volátiles de los aceites esenciales resultaban mucho más eficaces y seguras aplicadas en la piel que ingeridas y, en combinación con técnicas específicas de masaje, permitía una distribución de los principios activos más efectiva y duradera en el organismo, llegando al espacio intersticial de las células a través de los poros de la piel e influyendo beneficiosamente en el sistema nervioso.

Marguerite adoptó de la homeopatía dos conceptos que consideraba clave:

  • Por un lado, la similitud entre los aceites esenciales y los glóbulos homeopáticos, pues consideraba que ambos producen un efecto vibracional imperceptible por los sentidos pero captado por las células del cuerpo.
  • Por otro lado, relacionó el remedio con la persona y no con la enfermedad.

De aquí nació el concepto de ”prescripción individual” en el que, mediante un examen minucioso del paciente a través del historial médico, personal y hasta un examen de la hemoglobina intracelular, pautaba una serie de aceites para la afección particular del paciente en ese momento, que no era igual a la pautada para otra persona con la misma afección.

EL LEGADO DE MARGUERITE 

Marguerite Maury murió el 25 de Septiembre de 1968, y junto a su cama se encontró el último manuscrito en el que estaba trabajando, que comenzaba así:

“La aplicación de la aromaterapia en cosmetología puede conducir al más extraordinario de los resultados…”.

Marguerite estaba convencida de que nuestros pensamientos, emociones, convicciones y actitudes ante la vida influían directamente en nuestra salud y calidad de vida, concepto que extrapoló de la medicina china, y que solamente cuando nos tomamos la molestia de conocernos profundamente, somos capaces de sanar.

Además, intuía que el masaje potenciaba los efectos de los aceites esenciales y mejoraba su penetración vía sistémica. Por este motivo se centró más en el campo de la estética y la relajación a través del masaje que en el campo médico, como el camino previo o prevención del desarrollo de enfermedades.

Gracias a ella, hoy tenemos conocimiento del impacto que los aceites esenciales ejercen sobre nuestros órganos, nuestra salud y nuestras emociones.

A nivel personal, entendió que el dolor forma parte de la vida y que hay que vivirlo y disfrutarlo como el más crudo invierno que nos prepara para la primavera. Por ello, supo transformar todo su dolor en pasión por vivir y experimentar:

«Vivir, estar vivo significa estar en movimiento, evolucionar, transformarse a uno mismo y transmutar las cosas de acuerdo con la alquimia del espíritu y el cuerpo.»

Marguerite Maury

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